“¿Por qué se da luz al que sufre, y vida al amargado de alma?”
Job 3:20

¿PUEDE EXISTIR DIOS
EN UN MUNDO LLENO DE MALDAD?

Un llamado a los que han rechazado a Dios

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¿Puede Existir Dios en un Mundo Lleno de Maldad?

El sufrimiento, la muerte, el cáncer, un derrame cerebral, un accidente, la tragedia, los desastres naturales, la tristeza, los asesinatos en el lugar de trabajo: el catálogo de problemas humanos no tiene fin.

¿Cómo puede la prevalencia de estos aspectos angustiantes de la vida humana ser consistentes con la existencia de un Dios amoroso y todopoderoso?

  • Explora una respuesta a esta inquietante pregunta.
  • Descubre por qué finalmente fallan todos los argumentos que buscan descartar a Dios basándose en la existencia del mal.
  • Considera los problemas que surgen con los mundos alternativos que a veces pensamos que serían mejores que lo que vemos ahora.
  • Descubre una perspectiva diferente que tiene sentido y ofrece una mejor esperanza que un mundo sin sentido sin Dios.

Una llamada a los que han rechazado a Dios

El sufrimiento, la muerte, el cáncer, un derrame cerebral, un accidente, la tragedia, los desastres naturales, la tristeza, los asesinatos en el lugar de trabajo– la lista de los problemas humanos no tiene fin. ¿Cómo puede la prevalencia de estos aspectos angustiantes de la vida humana ser consistentes con la existencia de un Dios amoroso y omnipotente? ¿Un Dios que podría prevenir fácilmente cualquier tragedia, curar cualquier enfermedad, redirigir cualquier tornado al espacio abierto, y librar este mundo de terremotos y tsunamis? Esta aparente contradicción está constantemente presente y tan obvia, ¿hay algún misterio de por qué el problema del mal está entre las razones mas citadas dadas por rechazar a Dios y la religión?

Este folleto ayudará al lector a entender que el término “el mal” se utiliza aquí para abarcar dos tipos de maldad: el sufrimiento causado por las acciones humanas (mal moral) y el sufrimiento originado en fenómenos naturales (mal natural). En otras palabras, el autor busca incluir todo tipo de adversidades o eventos desafortunados que podemos experimentar.

mount vesuvius
Mount Vesuvius

Un Problema Antiguo

Muchos ven esto como un problema moderno, quizás el resultado de nuestro mundo masivamente superpoblado donde las fuerzas naturales como huracanes y tsunamis impactan a un gran número de personas. Los problemas climáticos, las epidemias y las guerras afectan a muchas más personas que en cualquier otro momento. La explosión volcánica del Monte Vesubio en el 79 d.C. mató a unas 16,000 personas; el número de muertos por la misma erupción hoy (sin suficiente aviso previo para la evacuación) sería de alrededor de 600,000.

Las tragedias masivas pueden ser más frecuentes y más grandes hoy en día, pero en la historia siempre ha habido un exceso de dolor humano, agitación y tristeza para que las personas vean su sufrimiento como una razón para dudar o rechazar la existencia de Dios.

Existe una declaración formal del problema de la maldad al menos desde hace tres siglos antes de Cristo.

Un argumento atribuido al filósofo griego Epicuro (341-271 a.C.), dice:

¿Está dispuesto Dios a prevenir el mal, pero no puede?
Entonces no es omnipotente.

¿Él puede, pero no está dispuesto?
Entonces es malvado.

¿Es capaz y dispuesto?
Entonces, ¿de dónde viene el mal?

¿No es capaz ni está dispuesto?
Entonces, ¿por qué llamarlo Dios?1El filósofo escocés David Hume reformuló esto ligeramente en su ensayo, Dialogues Concerning Natural Religion (publicado póstumamente en 1779), pero no citó una fuente original.

 

La gente siempre ha dado la responsabilidad a Dios por la prevalencia del mal y del sufrimiento: si existiera un Dios amoroso y todopoderoso, ¡el mundo no sería tan horrible!

Por favor, no le cierra la puerta a Dios basándote en tu percepción o experiencia de la tragedia y el sufrimiento.Dado que vivimos en un mundo de tragedia constante, esto es más que convincente en la mente de muchos de que la existencia de Dios debe ser una fábula. Los ateos usan la presencia del mal para comprobar que Dios no existe, o si hay un Dios, que Dios es sólo una fuerza cósmica que no tiene interacción personal con los seres humanos.

Tal vez tú seas una de estas personas, y tal vez hayas sido tocado por una tragedia que te llevó a dudar, o incluso a rechazar tu fe. Si es así, te invito a suspender temporalmente tu incredulidad mientras lees este folleto. Por favor, no le cierra la puerta a Dios basándote en tu percepción o experiencia de la tragedia y el sufrimiento. Cómo verás, a pesar del dolor físico y emocional tan fuerte que a veces nos trae la vida, estos no son factores útiles en una discusión sobre la existencia de Dios.

Los argumentos que consideraremos requieren una medida de pensamiento concentrado y reflexión. No siempre será fácil, pero el esfuerzo valdrá la pena.

“¿Por qué se da luz al que sufre,
y vida al amargado de alma?”

Job 3:20

Un creyente en Dios quiere explicar cómo pueden coexistir tanto el mal como Dios.

La búsqueda teológica y filosófica para justificar la creencia en Dios (teísmo) frente a un mundo malvado se llama teodicea. Teodicea significa “justificación de Dios”.

La teodicea puede referirse en general a la práctica de justificar a Dios en un mundo de maldad, y también puede referirse a un argumento específico. Es útil tener una comprensión básica de este término, ya que se encuentra en algunas de las citas.

Entonces, ¿cómo es que un creyente en Dios  justifica su fe en Dios? ¿Qué puede decir o pensar un creyente que podría reconciliar de alguna manera un periódico lleno de eventos malvados con la confianza en la realidad de un Dios vivo?

Las justificaciones satisfactorias de Dios (teodicías) están disponibles. Una forma de apreciarlas es examinar primero los argumentos habituales contra la existencia de Dios para ver si realmente dan el golpe aplastante que afirman quienes los usan, o si al seguir su lógica conducirán inevitablemente a un mundo que no tiene sentido.

Veremos los dos tipos más comunes de argumentos contra Dios (3 y 4 abajo), y también algunos otros temas relacionados como se describe aquí. Tengo la esperanza de que nuestra consideración de estos argumentos para rechazar a Dios nos lleve finalmente a una perspectiva diferente sobre Dios y la existencia del maldad.

  1. La maldad como realidad y teoría: el uso del impacto emocional del mal y el sufrimiento en un argumento lógico.
  2. ¿Se puede realmente definir la maldad?
  3. Argumentos basados ​​en la cantidad y severidad de la maldad.
  4. Argumentos basados ​​en casos específicos de la maldad.
  5. Nuestra mortalidad misma es el probelma.

1. La Maldad Como Realidad Y Teoría

Antes de analizar los argumentos involucrados en el problema del mal, primero debemos hacernos a un lado para reconocer una característica vital sobre el mal moral y natural (es decir, todas las cosas malas que suceden en nuestro mundo).

El problema del mal tiene dos caras, una personal y real, la otra impersonal y teórica. El rostro humano del mal es la realidad de la experiencia: si ha tenido un encuentro personal con la violencia o con un trauma o enfermedad grave, por ejemplo, sabe qué tan poco consuelo brindan las explicaciones filosóficas y teológicas del sufrimiento.

El rostro humano del mal pregunta constantemente: “¿Por qué?” La respuesta, incluso si está disponible, no aliviaría el sufrimiento ni la angustia, pero la pregunta universal revela nuestro esfuerzo por vivir en un mundo que tiene sentido. El dolor se agrava cuando no tiene explicación o razón, pero usar el dolor personal como argumento en contra de la existencia de Dios es otro asunto.

rescue dog earthquake

Por ejemplo, las personas a menudo dudaban la existencia de Dios después de grandes catástrofes y tragedias personales: “¿Dónde estaba Dios?” ellas preguntan. Pero no hay ninguna razón lógica por dudar a Dios en estos momentos más que en cualquier otro momento. Dios no deja de existir en momentos de tragedia, sólo para reaparecer cuando es noticia actual. Un tsunami no quita a Dios de la existencia, sin embargo, ¿cuántas personas dudan de la existencia de Dios después del tsunami masivo en el sudeste asiático de diciembre de 2004? Un clérigo en la televisión, respondiendo a las afirmaciones de que Dios podría haber evitado la destrucción masiva, señaló que el tsunami fue “un evento geológico, no un evento teológico”.

La existencia de Dios es una cuestión de pensamiento lógico y serio, pero cuando se plantea y aborda en la desesperación del dolor y la confusión emocional, este tipo de pensamiento se complica. Todas las reacciones que tenemos cuando nuestro mundo se vuelve malo producen una tremenda confusión emocional, y esto influye en nuestra capacidad para considerar racionalmente la cuestión del mal.

Sin embargo, si tu vida se ha desgarrado por la muerte de un ser querido en la carretera, sabes que el dolor es tan real cómo la existencia de Dios. Lo que sea cierto de los desastres nacionales que podemos experimentar en la vida, es igualmente cierto de una fatalidad automovilística personal. La escala y la proximidad son factores emocionales, no argumentos racionales.

El mismo argumento podría usarse para muchas enfermedades que tienen un enorme número de muertes cada año, cómo el cáncer o las enfermedades cardíacas, pero ocurren a un nivel regular durante todo el año y, por lo tanto, no saltan a nuestra conciencia como un desastre natural o el genocidio.

Ten cuidado con los clamores contra Dios que surgen cada vez que ocurre un nuevo y espantoso episodio en el drama de la existencia humana.

2. ¿Se Puede Realmente Definir La Maldad?

Las pruebas filosóficas y la evidencia teológica deben basarse en algún tipo de argumento racional, uno que tenga sustancia real; uno que sea cierto en cualquier momento, no sólo para los últimos titulares de aflicción y sufrimiento. Sin embargo, incluso desde esta perspectiva, el uso del mal como argumento contra Dios tiene otra limitación severa: es muy difícil definir realmente el mal. A menudo, la definición se basa en nuestra respuesta emocional, más que en específicos atributos definibles.

Para ver cómo funciona esta limitación, mira la otra cara del mal, la que es abstracta y arbitraria, altamente relativa, contextual y subjetiva: ¿Qué es exactamente el “mal”? ¿Qué es el “dolor”? ¿Qué es el “sufrimiento”?

Los tres conceptos son muy subjetivos, como la belleza. Lo que una persona llama “maldad”, otra podría llamar “heroísmo”. Un grupo étnico o político bombardea a otro y no encuentra ningún mal en eso. Es sólo patriotismo. Una persona a la que un grupo podría llamar terrorista es un héroe y un mártir a los ojos de los demás.

¿Podemos responsabilizar a Dios por algo que ni siquiera podemos definir o acordar?

La mayoría de nosotros, al menos de cierta edad, aprendimos sobre los grandes logros de los exploradores y pioneros, los industriales e inventores que construyeron nuestras grandes sociedades. ¿Esta gente hizo avanzar la sociedad o destruyó lo que ya estaba allí? Un poco de ambas cosas, quizás, pero nuevamente nos queda una gran dificultad en cómo hacer del “mal” una cosa real; depende de a quién se le pida que lo defina. Los exploradores europeos trajeron la viruela al Nuevo Mundo y se llevaron a casa el tabaco. ¿Fueron grandes hombres de logros o agentes del mal?

Mira nuevamente la declaración de Epicuro. Es un intento de una declaración lógica formal. Se basa en el “mal” para desalojar a Dios. Si el mal existe, Dios no. Sin embargo, la “maldad” como hemos visto es difícil de definir, y mucho menos podemos definir o estar de acuerdo en la que todos estén de acuerdo.

¿Podemos responsabilizar a Dios por algo que ni siquiera podemos definir o llegar a un acuerdo?

Para aquellos que sufren por malos eventos o circunstancias, el dolor es real. Para los argumentos sobre Dios, el dolor y el sufrimiento son sólo nociones abstractas basadas en alguna experiencia humana. El dolor y el sufrimiento son terriblemente reales para quienes se ven envueltos por ellos, pero sin definiciones universales y fáciles de identificar, simplemente no pueden usarse en un argumento formal. Sin reconocer esta perspectiva dual del mal, que puede tratarse como personal o impersonal, algunos argumentos posteriores pueden parecer burdos e insensibles. Reconozcamos la realidad del sufrimiento ahora como una experiencia humana subjetiva, pero no dejemos que la emocionalidad que acompaña a ese sufrimiento se convierta en un argumento en contra de Dios.

3. El Argumento de la “Cantidad del Mal”

Dejando de lado la cara personal del mal por ahora, veremos cómo los críticos argumentan que el mundo que vemos y en el que vivimos es un lugar demasiado horrible para haber sido creado o gobernado por un Dios sabio y amoroso. Estos argumentos suelen citar ejemplos de maldad extrema, como terremotos masivos u otros desastres naturales, o la increíble destructividad de la guerra y otras atrocidades políticas. El programa de exterminio masivo de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial  cobró las vidas de unos seis millones de judíos y millones más, de otros grupos considerados inadecuados por los nazis. Se ha convertido en el ejemplo icónico del mal en el mundo occidental…por ahora.

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Foto cortesía de: Everett Historical / Shutterstock.com

El Holocausto ha influido enormemente en las discusiones sobre Dios y el problema del mal, pero por razones que no parecen tener mucho peso. No pretendo minimizar lo que hizo el Holocausto, o lo que significa su memoria hoy. (Hablo como uno de ascendencia judía).

Sólo me refiero al uso inapropiado del Holocausto como un ejemplo de maldad. Veamos dos ejemplos:

Un hecho interesante que surge de la discusión reciente sobre el problema del mal es que el paradigma del evento maligno al que prácticamente todos los teodicistas se refieren ahora —incluidos todos los colaboradores de este libro— es el Holocausto. … Permítame plantear esta pregunta a los autores y lectores de este libro: ¿hay alguna teodicea [justificación de Dios], representada aquí o en otro lugar, que sea creíble cuando tratan de explicar el Holocausto?2Stephen T. Davis, ed., Encountering Evil (Atlanta: John Knox Press, 1981), p.6.

Si Él [Dios] pudo devolver a Jesús de la total falta de vida a la vida, creo que Dios podría haber cambiado las mentes de los líderes nazis, evitando así Auschwitz.3John K Roth, A Theodicy of Protest in Encountering Evil: Live Options In Theodicy (John Knox Press, 1981), p.33.

La primera afirmación, una pregunta retórica, implica que ningún intento de justificar a Dios puede dar cuenta del Holocausto.

El segundo culpa a Dios por no evitar que los líderes nazis llevaran a cabo el Holocausto, representado por Auschwitz, uno de los principales campos de exterminio nazis.

Se perdieron unos seis millones de vidas judías. ¿Significa esto que si sólo un millón pereciera, el escritor no encontraría eso preocupante en su creencia? Un millón sigue siendo un número enorme, así que bajémoslo a 100.000. Supongamos que sólo 100.000 judíos murieron antes de que las fuerzas aliadas detuvieran al régimen nazi. Sin embargo, sigue siendo un gran número. ¿Qué tal 10,000? ¿Mil? En algún momento, de acuerdo con esta línea de razonamiento, hay un umbral. Por encima de ese número, Dios no existe. A continuación, todavía podemos tener fe.

¿Tiene esto sentido para el lector? ¿Importan realmente los números? La tragedia es la tragedia. Independientemente de cuántas personas mueran, incluso una sola muerte es suficiente para generar dudas en Dios. Una sobreviviente, que presenció que una niña pequeña sostenida por su sobrina arrebatada por un compañero de prisión para que su sobrina no fuera enviada a las cámaras de gas, dijo lo siguiente en una entrevista de PBS:

No puedo ver a un Dios que permita que maten a un bebé sin razón alguna. Y realmente perdí mi fe en ese momento, allí mismo. Tenía una hermana y dos hermanos. Yo era el mayor y el único superviviente de mi familia. ¿Por qué? ¿Qué hicieron tan terrible que tuvieron que perecer? Creo que si Dios es tan grande y tan poderoso, podría haber derribado a Hitler antes de que matara a tantos judíos. Ese es mi sentimiento.4 http://www.pbs.org/wnet/religionandethics/2001/08/03/august-3-2001-holocaust-survivors-the-search-for-faith/13853/

“¿Por qué iba a creer en un Dios que permitiera ocurrir tal tragedia?” – Esto puede decirse tanto si las cifras son altas como si son bajas.

Las tragedias humanas son horribles tanto para las víctimas como para las generaciones posteriores, pero no son argumentos racionales contra Dios. Son expresiones de emoción y gritos de comprensión y cambio en un mundo muy corrupto.

Sin embargo, no existe una línea, cantidad, número o escala de desastre por encima del cual se convierta en un argumento en contra de Dios, o por debajo del cual no se cuestione la existencia o el poder de Dios. Aunque este argumento siempre está ligado a la presencia de tanto mal en el mundo, es pedir que no haya ningùn mal en absoluto. Incluso si hay un acto de maldad, sigue siendo malvado en un mundo creado por Dios. Volveremos a esta “única” tragedia en la siguiente sección.

4. Argumentos de Males Específicos que “Dios Pudo Haber Prevenido”

Los argumentos que se basan en la cantidad de maldad suponen que Dios podría prevenir genocidios y tsunamis, y cualquier otro caso de destrucción masiva. Esta forma de argumento usa la cantidad y la atrocidad del mal para desafiar la idea de que un Dios bondadoso, amoroso y poderoso tiene el control. Estos eventos abruman nuestra sensibilidad; cuando ocurren, inevitablemente hacen que algunas personas duden de la existencia de Dios.

Sin embargo, no se necesita un evento de maldad masiva para generar dudas sobre la existencia de Dios (como discutimos anteriormente). Solo un incidente que parezca sumamente injusto, inoportuno o excepcionalmente cruel hará que algunas personas nieguen con la cabeza y piensen: “Ciertamente, un Dios podría haber evitado que eso sucediera”.

Por supuesto, no hay forma de saber cuánta maldad Dios alivia.

La madre de cinco niños pequeños asesinados por un conductor ebrio. Los padres que creen no poder tener hijos, luego tienen uno en la vejez, solo para que el niño muera de cáncer a los seis años. Una futura novia y su hermana, la dama de honor, mueren de camino a la boda. Incidentes como estos realmente pueden dejarnos preguntándonos si existe algo de justicia o equidad en el mundo.

Los buenos mueren jóvenes, los padres pierden hijos, los niños pequeños pierden a sus padres, la gente muere en trabajos misioneros, Beethoven se vuelve sordo y todo tipo de destinos crueles parecen sobrevenir a las personas equivocadas en el momento equivocado. ¿A Dios no le importa? ¿No podría incluso una pequeña cantidad de intervención divina salvar abrumadora angustia y desesperación humana? ¿No le importa a Dios si muchas personas se vuelvan incrédulas porque Él no intervino cuando ellos pensaron que debería haberlo hecho?

Por supuesto, no hay forma de saber cuánta maldad Dios alivia. Sí vemos mucho sufrimiento, pero no sabemos si Dios alejó algún asteroide que hubiera devastado nuestro planeta. No sabemos cuántos Hitlers o Pol Pots no han nacido, o cuántos tornados se han desviado de las principales áreas metropolitanas, cuántas personas no han desarrollado cáncer o cuántos conductores ebrios nunca se pusieron al volante debido a la intervención de Dios. Es imposible decir que Dios no previene el mal; simplemente no lo sabemos.

Esta no es una forma válida de abordar este tema.

Un incidente no tiene por qué ser excepcionalmente horrible si te sucede a ti. Cualquiera puede sentirse abandonado por Dios durante las dificultades.

Las personas a menudo pierden la fe, o nunca llegan a desarrollarla, debido a experiencias que consideran tan dolorosas o injustas que sienten que un Dios verdadero habría evitado, si realmente existiera.

“Dios no hubiera dejado que mi esposo muriera tan joven”, podría ser un ejemplo de esto. O, “Oré por la liberación de esta enfermedad, pero no pasó nada. ¿Dónde estaba Dios cuando lo necesitaba? Sufriré el resto de mi vida .”

Si Dios actuara de esta forma para eliminar todo sufrimiento, ¿podría realmente crear un mundo viable?

Imagínate un mundo donde Dios nunca permitiría la muerte de un hijo único. ¿Qué pensaría de tener un segundo hijo o más? O supongamos que Dios nunca permitiría que el padre de un niño pequeño muera, eso es injusto, ¿verdad? En este caso, tan pronto como se casara, querría tener hijos y hacer que siguieran viniendo, ya que mientras hubiera un niño pequeño en casa, estaría protegido de una muerte prematura.

O supongamos esto: a veces los padres murieran, pero nunca hijos inocentes, sin importar cuántos se tuvieran. En este caso, si realizaras un viaje en avión, siempre llevarías a un niño contigo, para evitar que el avión se cayera.

¿Puedes ver el tipo de mundo que esto crearía? Sin embargo, estos son los resultados lógicos si aceptamos el pensamiento de “Dios podría haber evitado esto”. (Recuerde, sólo estoy discutiendo la lógica dura y fría del argumento, y de ninguna manera deseo disminuir el dolor abrumador de quienes han perdido a un hijo).

¿Qué pasaría si sólo los creyentes en Dios tuvieran tal protección? ¿Qué diría eso sobre el fundamento de su fe? Si Dios dirigiera el mundo de esta manera, no produciría un mundo en el que prevalecieran el altruismo, el cuidado y el amor. ¿Realmente querrías vivir en un mundo así?

El mismo problema que encontramos al razonar sobre eventos malignos masivos ocurre también en este mundo. Si un niño estuviera divinamente protegido hasta que creciera, ¿qué edad tendría? ¿Qué tan joven es joven? Si alguien no puede morir a los 30, ¿puede morir a los 31? 43? ¿Hay alguna edad en la que trazamos una línea y decimos: “Si alguien por debajo de esta edad muere, no puedo creer en Dios, pero por encima de esa edad, puedo ser un creyente”?

Un razonamiento similar se aplica a cualquier otro aspecto que escojamos cuantificar. ¿Qué tan trágico debe ser para que lleguemos a decir, “Dios podría haber evitado esto; ergo, no hay Dios”?

En realidad, Dios no puede proteger a ciertas personas o poblaciones que consideramos dignas de mayor protección. No vivimos en un mundo donde los creyentes nunca se enferman, sus hijos nunca sufren accidentes, y donde todos están sanos y felices todos los días hasta que cumplen 100 años o más y luego mueren con una sonrisa en la cara.

El problema con todos estos mundos es que no producen personas que sean verdaderamente compasivas, amables o amorosas, pero sería el resultado lógico si siguiéramos el argumento de “Si Dios existiera, esto no habría sucedido”.

El problema con todos estos mundos es que no producen personas que sean verdaderamente compasivas, amables o amorosas.

5. El Problema de la Mortalidad

Este es el verdadero problema: la mortalidad. Mientras existan personas reales que dirijan sus propias vidas basados en sus propias opciones, tendrás un mundo de aflicciones y, al final, todos mueren.

Mientras haya mortalidad, habrá sufrimiento percibido como malvadoLas personas que discuten contra Dios debido a algún caso de maldad extrema, o alguna tragedia masiva, nunca tendrán el mundo que creen desear mientras las personas sean mortales. La mortalidad significa muerte, y no puede haber un mundo posible donde la muerte no cambie cuando y cómo nos lleva. Mientras haya mortalidad, habrá sufrimiento percibido como malvado, y personas que culparán a Dios o rechazarán a Dios debido al mal. No importa si una persona muere de vejez o un millón de personas mueren por genocidio.

¿Con qué nos quedamos? Nos quedamos con un mundo sin Dios donde la muerte es sólo una herramienta de la naturaleza para producir especies más nuevas y en mejor forma, y ​​la vida, en última instancia, no tiene sentido ni propósito. Como dijo un escritor:

No estamos aquí para ningún propósito. Por supuesto, todos tenemos nuestros propios pequeños propósitos en la vida que elegimos y que hacen que nuestras vidas sean significativas en el sentido emocional. Pero si estamos interesados ​​en la cuestión de si la vida es en última instancia significativa, en lugar de si es potencialmente emocionalmente significativa, mucho después de Darwin, no hay ninguna razón para suponer que lo sea — no hay razón para suponer que la vida tiene algún último significado o propósito.5Steve Stewart-Williams, “¡El significado de la vida revelado! Evolución y el fin último de la vida ”. 08 de enero de 2011 Blog basado en extractos de su libro “Darwin, Dios y el significado de la vida”. www.psychologytoday.com/blog/the-nature-nurture-nietzsche-blog/201101/the-meaning-life-revealed.

Sin embargo, si la mortalidad es la respuesta de un Dios justo, sabio y misericordioso que pone un límite a la capacidad de las personas con libre albedrío para actuar conforme a sus propios pensamientos y comportamientos egoístas, entonces surge una perspectiva diferente, una perspectiva llena de significado, propósito y esperanza.

Una Perspectiva Diferente

El propósito de este folleto ha sido mostrar el fracaso de los argumentos humanos que rechazan a Dios porque los eventos y experiencias malvados llenan nuestro mundo y nuestras vidas. ¿Existe, entonces, una explicación para el mal, tanto moral como físico, en un mundo gobernado por Dios que tenga sentido?

La respuesta es sí. La falta de espacio no permite una consideración detallada aquí, pero esta respuesta se aborda en otro folleto de esta serie, y se e invita a considerarla.6El Sentido del Sufrimiento Humano y un Dios de Amor 

Lo que deseo dejar al lector es sólo un breve resumen, una vista previa de lo que se puede encontrar en la Biblia sobre el tema de la mortalidad humana.

Primero aprendemos que la muerte fue impuesta a la pareja humana original, pero no sólo porque comieron un fruto prohibido. En ese acto declararon su deseo de ser dueños de su propio destino, sin necesidad de Dios. La promesa ofrecida por el fruto prohibido era lo único que pensaban que los separaba de su Creador: el conocimiento del bien y del mal.

¿Cómo utilizó la humanidad este conocimiento? Dio lugar al primer asesinato impulsado por la envidia humana (Caín) y a un mundo que rápidamente descendió al punto en que “era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que todos los planes y pensamientos de su corazón eran siempre los de hacer sólo el mal” (Génesis 6:5).

Jesús identificó claramente la razón de todo este “mal” en nuestro mundo:

For from within, out of the heart of men, proceed evil thoughts, adulteries, fornications, murders, thefts, covetousness, wickedness, deceit, lewdness, an evil eye, blasphemy, pride, foolishness. All these evil things come from within and defile a man. (Mark 7:21-23)

La mortalidad llegó al mundo de la experiencia humana para poner un límite a este comportamiento hasta el día prometido en el que todas estas cosas se revertirían.7Ver, por ejemplo, Isaías 2:2-4; 35:5-10; Hechos 3:18-21; Apocalipsis 21:3-5.

¿Qué hace posible que una persona inquisitiva considere siquiera esta posibilidad?

Esta primera resurrección a la vida eterna se convirtió en la promesa de una resurrección similar a la vida para aquellos que siguen fielmente a este hombre.

La evidencia más sorprendente es una tumba vacía hace casi dos mil años. Esta es la tumba que tuvo el cuerpo de Jesús durante tres días. La afirmación hecha en ese momento como la única respuesta posible a su vacío fue que el hombre que contenía fue resucitado de entre los muertos al tercer día. Ese hombre fue Jesús, quien se convirtió en el primer ser humano en vencer la mortalidad para siempre.

A este, entregado por el plan predeterminado y el previo conocimiento de Dios, clavasteis en una cruz por manos de impíos y le matasteis, a quien Dios resucitó, poniendo fin a la agonía de la muerte, puesto que no era posible que él quedara bajo el dominio de ella. (Hechos 2:23-24)

Esta primera resurrección a la vida eterna se convirtió en la promesa de una resurrección similar a la vida para aquellos que siguen fielmente a este hombre. Es esto lo que explica la posibilidad de una nueva perspectiva de la vida: una vida que ahora puede estar llena de esperanza y significado.

Mas ahora Cristo ha resucitado de entre los muertos, primicias de los que durmieron. Porque ya que la muerte entró por un hombre, también por un hombre vino la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo en su venida; (1 Corintios 15:20-23)

Pero ahora Cristo ha resucitado de entre los muertos y se ha convertido en las primicias de los que durmieron. Porque puesto que por el hombre vino la muerte, también por el hombre vino la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su propio orden: Cristo, las primicias, luego los que son de Cristo en su venida.

Aquellos con esta nueva perspectiva esperan una tierra renovada, libre de la corrupción actual; un lugar de curación, paz, amor y gozo, una condición que solo es posible porque la muerte misma, llamada “el último enemigo”, finalmente se elimina para siempre (1 Corintios 15:26).

Pedirle a Dios un mundo mejor es una propuesta justa. Reconocemos fácilmente los males y fallas de nuestra existencia actual. Sin embargo, pedirle a Dios que elimine el mal sin eliminar la muerte no es una solución realista porque los dos están muy entrelazados.

Dios hizo un mundo perfecto al principio y la gente lo corrompió. La gente no puede volver a corregirlo, pero Dios puede y lo hará. Invitamos al lector a ver otros folletos de esta serie si desea aprender más sobre la Biblia y la esperanza que brinda.

David Levin

All images used under license from Shutterstock.com, Unsplash.com and Pexels.com Scripture taken from the New King James Version®. Copyright © 1982 by Thomas Nelson. Used by permission. All rights reserved.

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