“…del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos.”
Marcos 7:21

¿DE DÓNDE PROVIENE
LA MALDAD?

LA VERDADERA FUENTE DE LA MALDAD SER HUMANO

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¿De Dónde Proviene la Maldad?

¿Hay acaso un ser sobrenatural, que da origen a toda la maldad que vemos en nuestro mundo? El Diablo es realmente tan aterrador como para servir de argumento en una película? de una película, pero ¿será que existe en realidad?

Si realmente nos miramos muy de cerca a través del testimonio de La Biblia, podemos fácilmente responder éstas preguntas. La investigación del origen de la maldad moral puede llegar a incomodar; sin embargo, guiará hacia un claro entendimiento del mundo que nos rodea, de nosotros mismos, y más aún, nos hará entender con mayor apreciación del maravilloso propósito de Dios con la Humanidad.

Si eres Hijo de Dios, lánzate hacia abajo; porque escrito está: “A sus ángeles mandará alrededor de ti”, y también: “En sus manos te sostendrán, Para que no tropieces con piedra alguna.” ~ Mateo 4:6

La verdadera fuente de la maldad del ser humano

Muchas de las religiones del mundo, antiguas o modernas, manejan de alguna forma el concepto de la maldad, de una fuerza maligna y sobrenatural que trae confusión moral y crueldad física a nuestras vidas.

Si te encuentras en compañía de este tipo de personas, esta información te va a sorprender.

Este folleto te guiará a ver como Dios es la única fuente confiable para responder a esta pregunta, y que la respuesta sólo se encontrará en el libro que nos ha dejado – La Biblia. Cuando examinamos de cerca lo que dice la Biblia, ésta nos conducirá a una conclusión inesperada, una que resonará con lo que sabemos intrínsecamente de nosotros mismos, algo muy distinto a lo que estás acostumbrado a escuchar.

El Origen de los Pensamientos y las Acciones

Comienza por echarte un vistazo muy de cerca, a ti mismo: Cuáles son las fuerzas reales que te motivan a hacer lo que haces?

Un conocido seguidor de Jesús, el apóstol Pablo, luchó por comprender este comportamiento: 

No entiendo lo qué me pasa, pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco. (Romanos 7:15)

El apóstol quiere servir a Dios con todo su corazón, pero al parecer no puede hacerlo. Con su mente está decidido a hacer lo correcto; sin embargo, embargo, en la práctica, no lo logra. En cambio, se encuentra haciendo las mismas cosas que odia.

Algo está mal. ¡Pablo insiste en que él no es el que está haciendo lo malo. Tiene que haber una fuerza más fuerte que su propia voluntad. Entonces, ¿cuál es esta otra fuerza? 

Él hace una admisión muy directa:

Porque sabemos que la ley es espiritual, pero yo soy carnal, vendido a la esclavitud del pecado. (Romanos 7:14)

Pero veo otra ley en los miembros de mi cuerpo que hace guerra contra la ley de mi mente, y me hace prisionero de la ley del pecado que está en mis miembros. (Romanos 7:23)

La conlcusión de Pablo de la fuente de su lucha no es única. Jesús hace exactamente el mismo análisis con respecto a toda la humanidad:

Porque de adentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, fornicaciones es decir actos de inmoralidad sexual, robos, homicidios, adulterios, avaricias, maldades, engaños, sensualidad, envidia, calumnia, orgullo e insensatez. Todas estas maldades de adentro salen, y contaminan al hombre. (Marcos 7:21-23)

La palabra “pecado” no está de moda en el mundo actual. Es un tanto anticuada. Sin embargo, la idea que expresa no está pasada de moda: sólo mira la lista que Jesús cita. Todas estas palabras describen varios aspectos de la naturaleza humana egocéntrica. Y, dice Jesús, la fuente de este comportamiento proviene de nuestro interior, de nuestros propios corazones y mentes.

seven deadly sins bible¿Qué Nos Hace Pecar?

Entonces, ¿qué es exactamente este poder que hace que las personas sean esclavas del pecado, y nos empuja a hacer cosas que son tan destructivas para las relaciones humanas? El apóstol Santiago, el medio hermano de Jesús, nos ayuda a comprender:

Sino que cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia pasión (deseos). Después, cuando la pasión deseo ha concebido, da a luz el pecado; y cuando el pecado es consumado, engendra la muerte. (Santiago 1:14-15)

¿Cuál es este poder o influencia abrumadora que nos impulsa al pecado? Claramente, son nuestros propios deseos naturales los que buscan ser satisfechos.

Tomemos un ejemplo simple como cuando tenemos hambre, no el hambre de alguien que se muere de hambre, sino el hambre que surge de un deseo cotidiano  natural. No hay nada intrinsecamente malo en este ; sin embargo, ¿qué pasa si la comida con la que buscas satisfacer tu hambre le pertenece a otra persona? Qué fácil sería racionalizar por qué estaría bien tomar en silencio el objeto deseado de una tienda o del árbol de tu vecino o del campo de un agricultor. 

Una vez liberados de la restricción moral, rápidamente elaboramos un plan. Esto da a luz finalmente al acto de robo.

Si continuamos con este comportamiento, cuando se convierte en un hábito o una forma de vida, nos convertimos en un ladrón merecedor de un castigo.

Tal como este ejemplo podemos desarrollar escenarios que describan cómo el deseo humano da lugar fácilmente a la inmoralidad sexual, adulterio, asesinato, calumnia y actos similares que causan un gran daño a los demás y, en última instancia, a nosotros mismos. 

El apóstol Juan categoriza nuestros deseos internos en tres tipos:

No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo… Porque todo lo que hay en el mundo, la pasión de la carne, la pasión de los ojos y la arrogancia de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. (1 Juan 2:15-17)

Considera la verdad de esta declaración en tu propia vida personal. El punto de vista bíblico muestra consistentemente  que este mundo está gobernado por deseos humanos. 

El apóstol Pablo describe la situación como una lucha por la lealtad entre la voluntad y los deseos de Dios (“el Espíritu”) por un lado, y nuestra voluntad y deseos humanos (“la carne”) por el otro:

Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne, pues estos se oponen el uno al otro, de manera que no podéis hacer lo que deseáis. (Gálatas 5:17)

La imagen es de dos enemigos luchando entre sí por la lealtad y la obediencia de la humanidad. Es la voluntad de Dios contra los deseos de nuestra carne:

Porque los que viven conforme a la carne, ponen la mente en las cosas de la carne, pero los que viven conforme al Espíritu, en las cosas del Espíritu… La mente puesta en la carne es enemiga de Dios, porque no se sujeta a la ley de Dios, pues ni siquiera puede hacerlo, y los que están en la carne no pueden agradar a Dios. (Romanos 8:5-8)

El Deseo Humano Personificado

Los anteriores pasajes bíblicos retratan nuestro deseo humano innato de satisfacernos como el verdadero oponente del comportamiento correcto. El apóstol Pablo se refiere a esta tendencia como si fuera un oponente vivo y real separado de él (pero dentro). Describe el pensamiento humano egocéntrico como un enemigo de Dios. El apóstol Santiago describe los antojos humanos en la forma de seductor o seductora, separando al individuo de Dios y en última instancia a una muerte sin esperanza.

Presentar algo abstracto en forma de persona se llama personificación. La Biblia a menudo retrata el pecado de esta manera. En Romanos 6, El apóstol Pablo personifica el pecado como un rey, y un maestro de esclavos y un empleador:

Verso 12: “no reine el pecado en vuestro cuerpo mortal para que no obedezcáis sus lujurias” — como si el pecado fuera un rey que quiere tu obediencia.

Verso 17: “aunque erais esclavos del pecado” – como si el pecado fuese un dueño de esclavos.

Verso 22: “Pero ahora, habiendo sido libertados del pecado” – como si hubiésemos sido rescatados de un dueño de esclavos.

Verso 23: “la paga del pecado es muerte” – como si el pecado fuese un empleador que paga salario.

En Efesios, Pablo usa la personificación al escribir sobre delitos y pecados:

El os dio vida a vosotros, que estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo según la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros en otro tiempo vivíamos en las pasiones de nuestra carne, satisfaciendo los deseos de la carne y de la mente, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. (Efesios 2:1-3)

¿Quién o qué es este “príncipe del poder del aire”? ¿Es un ángel caído sobrenatural, que controla espíritus invisibles? No. El contexto muestra que es “la corriente de este mundo”, es decir, el espíritu o la actitud mental en acción de aquellos que ignoran a Dios. 

En la Biblia, la desobediencia se define como proveniente de “los deseos de nuestro cuerpo y mente”

La desobediencia se define además como proveniente de “los deseos de la carne y de la mente”.

Hoy por hoy, reconocemos el tipo de poder del que habla Pablo como las influencias culturales de nuestra época. Estas poderosas influencias las seguimos sin pensar más que nada por costumbre. En este pasaje, Pablo personifica en forma dramática la influencia cultural como un gran príncipe que tiene poder sobre la humanidad.

El apóstol Juan usa una palabra diferente cuando se refiere a la tendencia humana hacia el pecado: el diablo.

El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha pecado desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó con este propósito: para destruir las obras del diablo. (1 Juan 3:8)

Desde el principio, la Biblia revela que fueron los deseos humanos los que nos llevaron al pecado.

La mujer vio que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y que el árbol era deseable para alcanzar sabiduría… (Génesis 3:6)

Impulsada por estos deseos, Eva pecó y tomó del fruto prohibido. Justo como Santiago dijo: “cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia pasión.” (Santiago 1:14).

Este pasaje en 1 Juan también contiene una poderosa lección personal;  cualquiera que camina en pecado es “del diablo”:

En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del diablo: todo aquel que no practica la justicia, no es de Dios; tampoco aquel que no ama a su hermano. (1 Juan 3:10)

Él advierte a quienes buscan seguir los caminos de Dios que no sean “como Caín, que era del maligno y mató a su hermano” (1 Juan 3:12). Literalmente, Caín era hijo de Adán y Eva, pero la conducta de Caín vendría de sus propios deseos en forma de celos.

Nosotros también tenemos la opción de ser hijos de Dios o hijos de nuestros propios deseos, que aquí se personifican como “el diablo” o “el malvado”.

“Cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por
su propia pasión.”

Santiago 1:14

El Diablo Fue Destruido

En el libro de Hebreos, esta personificación del deseo humano también se conoce como “el diablo”. Considera con mucho cuidado las implicaciones de estas palabras:

Así que, por cuanto los hijos participan de carne y sangre, él igualmente participó también de lo mismo, para anular mediante la muerte el poder de aquel que tenía el poder de la muerte, es decir, el diablo. (Hebreos 2:14)

Jesús compartía la misma naturaleza de carne y hueso que todos los seres humanos.  Luchó contra los mismos deseos que todos tenemos, para no hacer su propia voluntad y seguir sus propios deseos1Para el lector interesado: compara los conflictos de Jesús antes de su crucifixión en Mateo 26:38-42 con Hebreos 5:7-9 Cuando Jesús murió, el poder de la muerte en él fue destruido.

Entonces, ¿qué es esto que tiene el poder de la muerte?

La paga del pecado es muerte. (Romanos 6:23)

Fue el pecado, a fin de mostrarse que es pecado al producir mi muerte por medio de lo que es bueno… (Romanos 7:13).

El aguijón de la muerte es el pecado. (1 Corintios 15:56).

Cuando la pasión ha concebido, da a luz el pecado; y cuando el pecado es consumado, engendra la muerte. (Santiago 1:15)

Lo maravilloso de la muerte de Cristo es que el pecado, la verdadera causa de la muerte, finalmente fue derrotado para siempre:

(Jesús) mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz… (1 Pedro 2:24)

(Cristo) se manifestó a fin de quitar los pecados. (1 Juan 3:5)

(Dios) enviando a su propio Hijo en semejanza de carne de pecado y como ofrenda por el pecado, condenó al pecado en la carne. (Romanos 8:3)

La palabra “diablo” es una forma adecuada de describir los impulsos humanos que son la raíz del pecado.

La palabra griega original (diabolos) significa calumniador o acusador falso, como se traduce en algunos lugares (1 Timoteo 3:11; 2 Timoteo 3:3; Tito 2:3). Judas Iscariote fue llamado “diablo” cuando traiciona a Jesús (Juan 6:70).2Nótese con estos dos ejemplos de cómo la gente misma puede denominarse correctamente como “diablo” cuando se conducen bajo el control de la naturaleza pecaminosa del ser humano.

La mente humana a menudo “difama” y “acusa falsamente” a Dios, cuando se ve enfrentada a la tentación de pecar. Como humanos pensamos: “Dios no verá”; o “No le importará”; o “No creo que Dios lo tome tan en serio”- sabiendo muy bien que no deberíamos hacer lo malo que queremos. Por lo tanto, llamar a este tipo de pensamiento “el diablo” es ciertamente apropiado. 

¿Cómo entonces podría el diablo ser destruido por medio de  la muerte de Cristo? Y más aún, ¿cómo podría este mismo diablo que fue destruido seguir activo y vivo hoy en día?. 

No hay necesidad de resolver tales preguntas si comprendemos que “diablo” se entiende como la personificación de la naturaleza humana pecaminosa. Al tratar de obedecer a su Padre, Cristo se negó desinteresadamente a ceder a los instintos más básicos de su naturaleza humana, entonces cuando murió, esos deseos humanos murieron con él.

La victoria de Cristo sobre el diablo -su naturaleza humana- abrió el camino al perdón de los pecados y la reconciliación con Dios para todos. Finalmente, su triunfo traerá la inmortalidad a aquellos que lo han seguido fielmente, quienes serán liberados de esos mismos deseos humanos.

La Tentación de Cristo

Inmediatamente después de que Jesús fue bautizado, el diablo lo tentó en el desierto. En su bautismo, Jesús recibió el poder del Espíritu Santo de Dios sin medida, lo cual le permitió realizar milagros, incluyendo la multiplicación de comida, la curación de todas las enfermedades e incluso devolver la vida a los muertos. Después de recibir este gran poder, veamos lo que dice en Mateo 4:

Y acercándose el tentador, le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. (v.3)

Entonces el diablo le llevó a la ciudad santa, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, lánzate abajo… (v.5-6)

Otra vez el diablo le llevó a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrándote me adoras. (v.8-9)

¿Quién fue este tentador? Muchos suponen que el diablo aquí es un ángel caído. Sin embargo, se nos dice que Jesús, el Hijo de Dios, fue “tentado en todo como nosotros, pero sin pecado.” (Hebreos 4:15). ¿Alguna vez has sido tentado cara a cara por un demonio sobrenatural? ¿No será más bien la experiencia común de tentación descrita por Santiago cuando dice “cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia pasión” (Santiago 1:14)

Aquí sólo es posible una conclusión: dado que Jesús era un ser humano, el deseo de satisfacer sus propios apetitos, ejercer y mostrar su nuevo poder y disfrutar de la admiración de los demás debe haber sido una parte inherente de su naturaleza.

Es en la tercera tentación descrita anteriormente donde podemos ver lo increíble de la personificación en acción.

#1No hay una montaña lo suficientemente alta desde donde se puedan ver todas las naciones. Esto solo se puede hacer en la imaginación de la mente.
#2Dios ya le había prometido a su hijo poder y gobernación sobre todas las naciones; lo único que tenía que hacer era pedirle a su padre. “Pídeme que te dé las naciones como herencia, y tuyos serán los confines de la tierra.” (Sal 2:8)
#3En el bautismo de Jesús, Dios otorgó poder a su hijo sin medida (Juan 3:34), entregó en manos de Jesús “todas las cosas” (Juan 3:35), en otras palabras, ¡ninguna persona o ángel, por importante que sea, era necesario para entregar todas las naciones a Jesús!, Jesús tenía el poder en ese mismo momento para conquistarlas sin la ayuda de nadie. Y si de ayuda se tratase, Jesús podía convocar a doce legiones de ángeles para asistirlo
(Mateo 26:53).

Poniendo todo esto en conjunto, ¿podemos ver la imagen dramática que Dios nos quiere revelar? ¡El único que pudo darle a Jesús “todos los reinos del mundo y su gloria” fue Jesús mismo! Entonces lo que vemos es a Jesús siendo tremendamente tentado a servirse a sí mismo y tomar posesión de lo que Dios había prometido allí y en ese momento.

El diablo que Jesús enfrentó fueron sus propios deseos humanos. Este siempre ha sido el verdadero adversario de Dios y su propósito en nuestro mundo. La tentación de Jesús es quizás el ejemplo más profundo de la personificación de la imaginación del pensamiento humano.

El diablo con el que Jesús se enfrentó fueron sus propios deseos humanos.

Este ha sido siempre el verdadero adversario de Dios y su propósito con nuestro mundo.
La tentación de Jesús es quizás el ejemplo más profundo del uso de la personificación derivada de la imaginación de la mente humana.

Satanás – Un Adversario de Dios

¿Te sorprendería saber que este mismo pensamiento oponente a Dios también se mencione como “Satanás”?

La palabra hebrea satanás literalmente significa “adversario”, y en el Antiguo Testamento se traduce regularmente como tal (por ejemplo, Números 22:22; 1 Samuel 29:4). La misma palabra hebrea se transcribe al griego cuando se usa en el Nuevo Testamento.

El fiel discípulo de Jesús, Pedro, proporciona un ejemplo aclarativo del uso de esta palabra.

Desde entonces Jesucristo comenzó a declarar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén y sufrir muchas cosas de parte de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas, y ser muerto, y resucitar al tercer día. Y tomándole aparte, Pedro comenzó a reprenderle, diciendo: ¡No lo permita Dios, Señor! Eso nunca te acontecerá. Pero volviéndose Él, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás! Me eres piedra de tropiezo; porque no estás pensando en las cosas de Dios, sino en las de los hombres. (Mateo 16:21-23)

Deja que estas palabras resuenen en tu mente: Jesús llama a su fiel discípulo “Satanás”. Pedro ni siquiera se parecía a la fuerza maligna de la imaginación popular. ¿Entonces qué fue lo que quiso decir? 

Jesús acababa de explicar las cosas terribles que le esperaban en Jerusalén, incluida su muerte. Pedro estaba muy alarmado: ¡esto nunca debiera sucederle a su maestro! 

Pero Pedro no miraba desde el punto de vista de Dios, sino que su razonamiento surgió de lo que él sentía que era correcto para Jesús. Al pensar así, Pedro se convirtió en un adversario para Jesús y para Dios; Pedro se interpuso en el camino del propósito de Dios con Jesús.

En la Biblia, “Satanás” a menudo se refiere a los opositores de Dios y sus propósitos, especialmente cuando se trata de la predicación del Evangelio. Por ejemplo,

Yo conozco tu tribulación y tu pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia de los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que son sinagoga de Satanás. (Apocalipsis 2:9)3Aquí hay otros dos ejemplos: 2 Corintios 11:14, 1 Timoteo 5:15

Considera otro ejemplo encontrado en Hechos:

Pedro dijo: Ananías, ¿por qué ha llenado Satanás tu corazón para mentir al Espíritu Santo, y quedarte con parte del precio del terreno? … ¿Por qué concebiste este asunto en tu corazón?  (Hechos 5:3-4)

love of money

¿Cuál fue el origen de este plan engañoso? Fue “inventado” o se originó en el corazón de Ananías. Su propio deseo de dinero se personifica como Satanás. 

¿Por qué usar la palabra Satanás? Porque significa “adversario” y describe con precisión el verdadero deseo de dinero de Ananías: un adversario a la acción correcta, que lo haría pecar contra Dios. Al considerar el uso de esta palabra en el Nuevo Testamento, quizás te sorprendas de las situaciones en las que Satanás realmente ayuda a salvar a las personas. 

¡En un caso, incluso, Satanás está ayudando a alejar a una persona del adulterio, oponiéndose a un comportamiento  impropio (por ejemplo, 1 Corintios 5:5)!

En otros pasajes, Satanás está ayudando a mantener a Pablo humilde (2 Corintios 12:7) y, ¡enseñando a las personas a no blasfemar (1 Timoteo 1:20), lo contrario al Diablo del pensamiento popular! Esto muestra que “Satanás” es simplemente una palabra genérica para describir a un adversario.

La Perspectiva del Antiguo Testamento

Cuando ocurrió el diluvio en Génesis, las personas parecían estar motivadas por su búsqueda de la auto gratificación:

Y el Señor vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que toda intención de los pensamientos de su corazón era solo hacer siempre el mal. (Génesis 6:5)

Toda la culpa de esta condición se basaba en lo que se originó en los corazones de las personas. Nada se menciona de ninguna fuerza externa del mal. Después del diluvio, nada cambió, por lo que Dios declaró: “Nunca más volveré a maldecir la tierra por causa del hombre, porque la intención del corazón del hombre es mala desde su juventud.” (Génesis 8:21)

El mismo conflicto se encuentra en la historia de Israel:

Pero mi pueblo no escuchó mi voz; Israel no me obedeció. Por eso los entregué a la dureza de su corazón, para que anduvieran en sus propias intrigas. (Salmos 81:11-12)

La lucha fue entre la voz de Dios y “sus propias intrigas”. Las ideas contrapuestas a la palabra de Dios se originaron en las mentes de su propio pueblo. Este tema se convierte en un eco constante en los profetas. Ten en cuenta la referencia constante a los pensamientos y corazones de las personas y especialmente de sus falsos profetas:

Extendí mis manos todo el día hacia un pueblo rebelde, que anda por el camino que no es bueno, en pos de sus pensamientos. (Isaías 65:2)

No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan. Ellos os conducen hacia lo vano; os cuentan la visión de su propia fantasía, no de la boca del Señor. … ¿Qué hay en los corazones de los profetas que profetizan la mentira, de los profetas que proclaman el engaño de su corazón, que tratan de que mi pueblo se olvide de mi nombre con los sueños que se cuentan unos a otros? (Jeremías 23:16,26-27)

Hijo de hombre, profetiza contra los profetas de Israel que profetizan, y di a los que profetizan por su propia inspiración: Escuchad la palabra del Señor. Así dice el Señor Dios: “¡Ay de los profetas necios que siguen su propio espíritu y no han visto nada!” (Ezequiel 13:2-3)

Una vez más, no se trata de un ser sobrenatural trabajando contra Dios, oponiéndose a su palabra y voluntad, sino a la rebeldía del pueblo y las mentiras de los falsos profetas.

Aquí se presenta un último ejemplo, uno famoso para demostrar cuán claramente la Biblia siempre identifica al Diablo y a Satanás con el razonamiento humano en oposición a Dios y su pensamiento.

job bible
Ilustración: “Job Escucha de Su Ruina” Gustave Doré (1832-1883)

Job y Satanás

Recordemos que la palabra hebrea satanás significa simplemente adversario. En el libro de Job ciertamente parece ser sólo eso, un adversario para Job. Digo “parece” por que sus acusaciones en realidad no están dirigidas contra Job, ¡están dirigidas contra Dios! Job es la ilustración que prueba el punto de Satanás:

Pero Satanás le respondió al Señor: “¿Y acaso Job teme a Dios sin recibir nada a cambio? ¿Acaso no lo proteges, a él y a su familia, y a todo lo que tiene? Tú bendices todo lo que hace, y aumentas sus riquezas en esta tierra. (Job 1:9-11)

El adversario sólo vio la ventaja con la que Dios trata a Job: Él dice en esencia: ‘¡Por supuesto que hace lo que quieres, mira lo bien que lo tratas! Despójalo de todo y verás a un hombre diferente. Sé cómo se comportan los hombres, he visto todo tipo en mis viajes “.

Este mismo tema se repite en efecto después de que Job se niega a volverse en contra de Dios, incluso cuando ha perdido casi todo lo que le era amado:

El Señor dijo a Satanás: ¿Te has fijado en mi siervo Job? Porque no hay otro como él sobre la tierra, hombre intachable, recto, temeroso de Dios y apartado del mal. Y él todavía conserva su integridad, aunque tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa. (Job 2:3)

¿Notaste algo extraño? Independientemente de lo que estés pensando acerca de Satanás en el libro de Job, ¿te diste cuenta de que Satanás no tiene poder para infligir acciones hirientes contra Job? Sólo Dios es el responsable de las calamidades y el mal en la vida de Job, a pesar de que quien incitó este mal fue este adversario. ¿Se ajusta esto al perfil habitual de un ser sobrenatural? Este tema se encuentra en todo el libro de Job:

1:21 Job dice: “El Señor dio y el Señor quitó.” (Job atribuye correctamente sus calamidades a la acción de Dios.)

2:3 El Señor dijo a Satanás…”Tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa.”

2:5 Respondió Satanás al Señor … “extiende ahora tu mano y toca su hueso y su carne, verás si no te maldice en tu misma cara.” (Satanás sabe claramente quién tiene el poder de provocar la calamidad.)

19:21 (Job responde a sus amigos:) “Tened piedad, tened piedad de mí, vosotros mis amigos, porque la mano de Dios me ha herido.”

42:11 (La familia de Job comprendió también:) “Se condolieron de él y lo consolaron por todo el mal que el Señor había traído sobre él.”

¿No es apropiado concluir que todas las interpretaciones que  harían de este Satanás un ángel caído de algún tipo fallan completamente cuando el texto se lea como está escrito 4Nota al margen: Job 1:6 habla de aquellos que “… vinieron a presentarse ante el SEÑOR”. Job no vino en una “corte celestial” como sugieren algunas versiones. El lenguaje describe a los fieles que llegan a un lugar designado lugar de culto (por ejemplo, Deuteronomio 31:14). Job era uno de esos hombres, al igual que Satanás o adversario: él también era un hombre devoto y religioso de amplia experiencia … pero estaba lleno de resentimiento por los caminos de Dios.

Los Demonios

La palabra “diablo” no aparece en el Antiguo Testamento. Sin embargo “demonios” se mencionan en cuatro lugares para describir la imagen de una cabra que representa a un dios falso. (Véase, por ejemplo, Levítico 17:7; Deuteronomio 32:17.) Esto bien podría haber sido la fuente de representaciones medievales de Satanás como un ser de dos cuernos con cara de cabra.

De manera similar, en el Nuevo Testamento, aparte de los evangelios, la palabra “demonios” se usa para dioses falsos (1 Corintios 10:20-21; Apocalipsis 9:20).

En los cuatro evangelios, la posesión demoníaca siempre se asocia con condiciones o enfermedades curadas por Cristo y los apóstoles:

Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades se los llevaban a el; y poniendo Él las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba. También de muchos salían demonios…” (Lucas 4:40-41)

Se pensaba que algunos demonios causaban problemas al hablar (Mateo 9:33); otros causaban ceguera (Mateo 12 :22); otros causaban enfermedades mentales (Mateo 17:15,18; Juan 7:20). Los demonios se usaron para todo tipo de explicación para cualquier dolencia que no pudiese ser atribuida a una condición física visible.

En la actualidad tales dolencias pueden ser tratadas, ya sea con antidepresivos, antisicóticos y otras drogas similares que han puesto fin a la idea de que tales enfermedades mentales fueron causadas por demonios o malos espíritus que residían dentro de alguna persona, aunque esta explicación médica es relativamente reciente.

El Señor Jesús no corrigió los conceptos médicos de sus contemporáneos. Fue suficiente demostrar el poder de Dios para curar todo tipo de enfermedades. 

 ¿Cuál es la importancia de todo esto?

Entender que el pecado proviene del corazón humano es clave para entender la Biblia. Tú eres responsable por lo que haces y por lo que piensas. La Biblia deja muy claro que no se puede atribuir responsabilidad de nuestros pecados a otro ser o a otra cosa.

El pecado es retratado como un rey, como jefe de esclavos, como una ramera seduciendo a la gente para pecar, como un impostor, como un diablo, como Satanás, como un gran adversario, como un príncipe dirigiendo el comportamiento de este mundo. Debido a que  cada ser humano es controlado de alguna forma por sus propios deseos, la Biblia personifica el pecado como poder gobernante tanto en nuestros cuerpos como en nuestro mundo.

El hecho de que Dios haya entregado a su hijo unigénito y sin pecado en manos de hombres malos empeñados en su muerte, demostró más que cualquier otro hecho en la historia, la verdadera fuente de oposición a Dios: nuestros deseos y pensamientos humanos.

El maravilloso mensaje de la Biblia es que Dios nos ofrece a través de Jesucristo, la salvación por los pecados cometidos y todos los efectos que se producen por nuestros deseos incontrolables. Lo que quiere Dios de nosotros es la humildad de reconocer que el problema está dentro de nosotros, y luego un corazón dispuesto a cambiar y huir de nuestros propios pensamientos de la misma forma que nos mostró con su hijo:

Buscad al Señor mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cerca. Abandone el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase al Señor, que tendrá de él compasión, al Dios nuestro, que será amplio en perdonar. (Isaías 55:6-7)

Te recomiendo encarecidamente a tomar muy en serio esta solicitud.

Don Styles

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¿Pero y qué hay acerca de…?

Sí, qué hay acerca de la Serpiente
arrojada de los cielos?

Y sus ángeles arrojados al infierno?

Y quién es exactamente Lúcifer?

Un solo artículo no puede responder a todas las preguntas. Es posible que tengas estas y otras preguntas sobre pasajes bíblicos confusos que no se tratan aquí. Si deseas explorar algunas de estas preguntas, haz clic en el botón a continuación para leer más.

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